Aunque muchos prefieren la segunda entrega, lo cierto es que el primer Red Dead Redemption hizo verdadera historia, y muchos de sus personajes siguen vivos en el imaginario de los jugadores. Tal es el caso de Seth, un extraño y taciturno ladronzuelo que, sin que muchos lo notaran, tiene más en común con la obra de J. R. R. Tolkien de lo que te imaginas: así es como el personaje encuentra un espejo en el Gollum de El Señor de los Anillos.
¿Un personaje de El Señor de los Anillos en un juego de Rockstar?
Cuando Red Dead Redemption salió en 2010, nunca imaginamos que ese western crepuscular nos presentaría a un personaje como Seth Briars, un buscador de tesoros obsesionado con reliquias enterradas y con un desequilibrio mental evidente. Aunque su papel en la campaña principal es breve, Seth destaca por su actitud errática, sus diálogos delirantes y esa inquietante manía de hablar con cadáveres… y es aquí donde muchos fans comenzaron a notar su inesperada conexión con Gollum.
Las similitudes son brutales: ambos son figuras huesudas, de movimientos espasmódicos, con la mirada desorbitada y una obsesión enfermiza por objetos malditos que los consume hasta la locura. Seth, al igual que Gollum, vive en un estado de aislamiento, desconfiando de todos, murmurando consigo mismo y, sobre todo, mostrando esa dependencia casi adictiva hacia sus tesoros, como si fueran el Anillo Único del Viejo Oeste.

En Undead Nightmare, esta conexión se vuelve todavía más obvia. Seth persigue la máscara de piedra que desata el apocalipsis zombi con la misma desesperación con la que Gollum anhelaba recuperar su “tesoro”. Y nunca se parece más al icónico personaje de Tolkien que cuando lo vemos retorcerse, hablar solo y entregarse por completo a la máscara, ignorando el caos que ha provocado.

Al final, Seth no es solo una rareza dentro del universo de Red Dead Redemption; es una especie de Gollum reinterpretado para el western, un recordatorio de que la obsesión puede arrastrarnos a territorios oscuros sin importar si estamos en la Tierra Media o en el desierto de Nuevo Paraíso. En pocas palabras: un guiño elegante y siniestro de Rockstar Games que muchos pasaron por alto.
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